El día de su muerte, Julio Carrión, poderoso hombre de negocios cuya fortuna se remonta al franquismo, deja a sus hijos una gran herencia pero también muchos puntos oscuros de su pasado y de su experiencia en la Guerra Civil y en la División Azul. En su entierro, su hijo Álvaro, se sorprende por la presencia de una mujer joven y atractiva, a la que nadie había visto antes y que parece delatar aspectos desconocidos de la vida íntima de su padre. Raquel Fernández Perea, por su parte, hija y nieta de exiliados en Francia, lo sabe en cambio casi todo sobre el pasado de sus progenitores y abuelos, a los que ha preguntado sobre su experiencia de la guerra y del exilio. Con El corazón helado Almudena Grandes nos entrega sin duda su novela más ambiciosa, en la que traza a través de dos familias un panorama emocionante de la historia reciente de nuestro país, y también del conflicto de las nuevas generaciones con la memoria.
Ha hecho en esta obra una gran labor de documentalista, buscando la perfección en los más mínimos detalles aunque a veces olvida ciertos acontecimientos. En determinadas partes manifiesta su ideología política y le condiciona la narración; esto hace que se aleje de la frescura de otras obras suyas como Las edades de Lulú o Malena es nombre de tango. Quizás la obra es demasiado ambiciosa y su extensión no es sinónimo de su calidad. No es con mucho su mejor obra.
Ha hecho en esta obra una gran labor de documentalista, buscando la perfección en los más mínimos detalles aunque a veces olvida ciertos acontecimientos. En determinadas partes manifiesta su ideología política y le condiciona la narración; esto hace que se aleje de la frescura de otras obras suyas como Las edades de Lulú o Malena es nombre de tango. Quizás la obra es demasiado ambiciosa y su extensión no es sinónimo de su calidad. No es con mucho su mejor obra.